“Fue un honor del que guardo un bonito recuerdo”. Si con 18 se enroló en el fútbol, en 1992, cuando frisaba los cincuenta, le llegó una nueva solicitud, a la que, como acostumbra, no pudo negarse: “Antonio, tú te podrías ocupar del Caja Sol? La razón que reúne a Antonio Gil, su esposa Raquel Martínez y el hermano de esta, Juan María Martínez, no lo es tanto.